Feliz cumple en Chile

Nos vamos de Temuco con el objetivo celebrar el aniversario de Julien en la cumbre del volcán Callaqui. Llegamos primero a Lautaro, donde tenemos una cita con el alcalde al estudio de la televisión local, ICTV Candia. El alcalde, lo habíamos encontrado anteriormente a Temuco, al seno de un grupo de manifestante, descontento del futuro proyecto que consiste en traer la basura de Temuco al pueblo de Lautaro. Este pueblo tiene una historia haciendo parte integrante de la cultura Mapuche en Chile : Durante la colonización española, un guerrero llevando el nombre actual del pueblo infiltró los rangos colonos. Los indígenas de la época pensaban que el caballo y el hombre hacían un único ser. Gracias a su infiltración, el valeroso guerrero comprendió que el hombre y el animal eran dos seres distintos y que sin este último, los españoles eran menos rápido y más fácil a matar. Después haber analizado la estrategia española, volvió a su comunidad para lanzar una guerra contra los conquistadores. Guerra que el ganó. Hoy en día el blasón de la ciudad lleva orgullosamente la figura de este guerrero llamado Lautaro.

A las 9.30, el periódico comienza. Nos invitan a entrar, nos sentamos en el sofá y nos preguntamos lo que estamos haciendo en esta pieza viendo que la temática de día es la manifestación en contra la basura. Escuchamos las conversaciones cuando de repente, el presentador nos lanza una cuestión en cuanto al reciclaje de los residuos en Europa. La cámara se fija y Julien responde con sorpresa a la pregunta del presentador. Acabamos esta edición hablando de nuestro proyecto y dando consejos medioambientales a la población local. El día siguiente, tenemos mismo el privilegio tener una entrevista en la plaza central.

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Somos el 4 de marzo, a punto de celebrar los 26 años de Julien. Llegando a un pueblo de la cordillera, los carabineros nos invitan a pasar la noche en el puesto de carabinero. Una vez instalados, compramos unos cartones de vinos baratos y empezamos la fiesta. Uno de los carabineros está de guardia y se agrega. Dos, tres, cuatro, vasos más tarde, es en un estado de embriaguez que comenzamos esta tarde de aniversario. Nuestro nuevo acólito quiere hacer algo único para este cumpleaños así que nos lleva en la reserva y no viste de toda la panoplia » carabineros de Chile».

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El 05 de marzo, el día J. Es con un poco de resaca que empezamos una de las etapas más duras desde el inicio de nuestra aventura: tenemos que pasar una montaña con un desnivel positivo de mil metros en un camino impracticable en coche. Este día consistió en empujar nuestras bicicletas sobre un camino hecho de tierra, de piedra y de una capa impresionante de polvo. Después de 8 horas de empuje, logramos a cumplir los 15 kilómetros separándonos de Nitrito. Es cubierto de polvo y de sal corporal que unos hombres nos acercan y nos ofrecen unos duraznos frescos

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El 06 de marzo, la fiesta no está a punto de acabarse. Después haber escuchado los consejos de los locales, decidimos irnos por un «camino más corto» hasta el pueblo de Chenqueco. El objetivo del día es alcanzar el pueblo de Ralco, donde deseamos escalar el volcán Callaqui. El camino hasta Chenqueco se revela mucho más laborioso que lo habíamos pensado. Seguimos las huellas dejadas por los animales. Los caballos nos miran sorprendidos, preguntándose lo que dos gringos con bicicletas cargadas pueden hacer en el medio del pasto. Entendimos rápido que estamos perdidos y decidimos volvernos a pie para pedir más informaciones en cuanto al camino seguir. Las nuevas explicaciones son de nuevo muy aproximadas: » Ustedes pasan el cementerio, luego, es a la derecha. El camino es muy ancho». Sin embargo, es lo que habíamos hecho, pero ningún camino ancho al horizonte. Regresamos a nuestras bicicletas y es a pie que nos vamos a la búsqueda del camino. Mucho más arriba, lo encontramos. Este “camino corto” nos ha costado un medio día de investigación. Todo eso para evitar una vuelta de 8 kilómetros…

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Por fin, estamos en Ralco, pequeño pueblo donde hace diez años hubo una polémica en Chile. Los ríos que fluyen de la cordillera y de los volcanes fueron una fuente de conflicto entre el pueblo Mapuche y la multinacional ENDESA. Después de varios años de negociaciones y de soborno, las comunidades locales abandonaron sus tierras. Actualmente, son inundadas por la construcción de las dos represas hidráulicas de Ralco y de Pengue. Hay solo que dar una vuelta para observar que la cultura indígena en Ralco se resume a través de las botellas de Escudo o de Cristal (Cervezas chilenas). De mañana como de noche, almas perdidas deambulan en las calles, tropezando a cada paso frente a los numerosos bares del centro. Hay tanto borrachos que tenemos el sentimiento estar en el plató de rodaje de una película primera serie tratando de la vuelta de los zombies.

DSC01589                            Alojamos en la casa de Navaro.

Entramos en la comisaría de la ciudad dónde encontramos a Navaro. Nos acoge en su casa y nos ayuda a preparar nuestra expedición en el volcán Callaqui. El día siguiente, embarcamos. El volcán se dibuja poco a poco, dejando aparecer su fumarola culminando a 3100 metros. Después de unas horas de marcha, instalamos nuestro saco de dormir a la altura del los últimos Araucarias (árbol endémico de los Andes chilenos). Encerrados en nuestros capullos de plumas, dormimos frente a un cielo alumbrado de sus millones de estrellas. El día siguiente, seguimos la ascensión hasta la cumbre. A 2200 metros, no podemos ir más lejos; a esta temporada el glaciar está demasiado fino para poder aventurarse. En esta ladera de montaña, estamos frustrados y decidimos preparar una segunda ascensión por un otro lado.

DSC01512                                     Nuestra primera ascensión

Es con las piernas pesadas del día anterior que empezamos la segunda ascensión. Después haber subido el rio Pengue, las crestas cubiertas de rocas volcánicas se extienden frente a nosotros. La ascensión es complicada: las pendientes son escarpadas y las rocas nos hacen retroceder a cada paso efectuado. Todavía 1000 metros para llegar arriba, nuestras piernas están agotadas pero no podemos renunciar. Caminamos con prudencia sobre crestas aguzadas como hojas de afeitar. Un único error y es una bajada gratuita sobre una pendiente comparable a una pista de esquí. A 400 metros de la cumbre, la situación se complica: las pendientes son aún más aceradas. Los bloques enormes de pizarras y las rocallas vuelven el terreno peligroso. Todo es inestable y pueden derrumbarse. No tenemos ninguna cuerda para asegurarnos y sabemos que hay que doblar de prudencia. Es con miedo que nos lanzamos a ascender estos últimos metros. La adrenalina está a su máximo. Muchas veces, dudamos en continuar. Decimos mismo que somos completamente locos y estúpidos, pero no queremos abandonar. En esta situación, es el trabajo en equipo que va a sobrepasar todo. Poco a poco, pasamos las etapas para llegar a la cumbre. Nos sentamos en este último pedazo de roca y sentimos una grande satisfacción: acabamos de realizar algo fuerte.
Ambos, tuvimos esta sensación de inseguridad total que obliga a superarse. Nuestra confianza nos hizo avanzar y ganamos. La victoria no es la cumbre, sino más bien la consolidación de nuestro dúo. El paisaje sólo aumenta la magia del momento. Los numerosos cóndores nos sobrevuelan como para conmemorar este momento de fiesta. Después unos tragos de champán, tenemos que bajar antes del atardecer.

DSC01555Panorama de la cumbre

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Una vez la parte complicada terminada, corremos con euforia sobre la roca volcánica. De repente, la noche cae. La euforia se convierte de nuevo en pura adrenalina. Durante horas, damos idas y vueltas para encontrar el camino llevando a la salida. Ya más de 10 horas que estamos en este volcán. Agotados, decidimos seguir el río. Es con linterna frontal que bajamos pendientes cubiertas de polvo, ríos desecados, bosques de todo tipo etc… Nos perdimos de nuevo. Julien se exclama : » hace demasiado oscuro, no reconocemos nada, hay que seguir mañana por la mañana «. Nos sentamos y comemos el último plátano aplastado por el calor del día. Laurent se levanta, da un paseo en los alrededores y grita: » Hay unas huellas de animales, aquí «. Devolvemos a poner nuestras mochilas y seguimos las huellas con cuidado. Ya está, por suerte, encontramos la salida. Es la una de la mañana, estamos en el camino principal.

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Última etapa, tenemos que alcanzar la obra de una central hidráulica. Los carabineros nos habían dejado allá en la mañana con el fin de realizar nuestra ascensión. Sabemos que un bus conduce los obreros cada mañana (Nuestro único medio de volver a Ralco). A las 3 de la mañana, estamos delante de las barreras de la obra. La atmósfera es pesada: carabineros están de guardia porque dos semanas antes, unos desconocidos vinieron a quemar las máquinas para poner fin a los trabajos. Sacamos una linterna con el objetivo que nos vean. Nadie sale. Una media hora más tarde, es la locura. Dos carabineros salen con su linterna y nos piden el origen de nuestra presencia. No quieren dejarnos entrar y nos estipulan que estamos en zona roja, que a cada momento rebeldes pueden venir y disparar. Al final, instalamos nuestro campo un poco más lejos. La noche es glacial, estamos acostados en el polvo y solo tenemos un puñado de galletas atropelladas para comer. Nos apuramos a hacer un fuego y quedamos plantado toda la noche en su lado esperando la subida del sol. El día siguiente, todo se acaba bien. Es totalmente agotado que volvemos a Ralco.

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Julien : ¡Este cumpleaños, nunca me lo voy a olvidar!